La introducción de las TIC en la vida escolar cotidiana debe realizarse como un proyecto global que no se limite a introducir los últimos avances de manera fragmentaria y carente de coherencia.
Esta información, proporcionada por Samsung, una de las compañías punteras en innovación tecnológica no solo es prueba manifiesta del enorme interés que tiene esas compañías por estar presentes en las escuelas. Ese es, sin duda, uno de los objetivos de su negocio
Lo interesante de este trabajo es que expone con claridad y un cierto nivel de detalle un trabajo serio de aplicación de las TIC en un conjunto de colegios. Cierto es que el objetivo fundamental que asignan al sistema educativo puede y debe ser matizado en profundidad. Según el estudio, la educación formal obligatoria debe:
«educar a los estudiantes para que tengan éxito en un entorno complejo e interconectado, en definitiva, un mundo marcado por una rápida revolución tecnológica, cultural, económica, en el que los cambios y la incertidumbre son cada vez más constantes.»
Algo más, algo distinto, se debe decir. Pero al mismo tiempo, el proyecto propone un modelo de educación que destaca el trabajo cooperativo, la coordinación de todos los actores, la implicación y protagonismo de los propios alumnos... Es decir, un enfoque muy sugerente de la educación en el que destacan competencias «como el trabajo en equipo, la comunicación, la colaboración, el uso de la tecnología de forma solvente...»
Y se diseña una intervención y una investigación que muestra que se favoreció el desarrollo de las competencias, tanto transversales – iniciativa, creatividad, autogestión, trabajo en equipo–, como específicas, vinculadas, a las distintas materias o asignaturas: lingüística, aprender a aprender y digital.
El estudio completo de 114 páginas se titula Samsung Smart Schools 2017-18. Centros digitalmente competentes
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