martes, 26 de abril de 2022

Plataformas educativas

 Parece claro que la pandemia acentuó, por necesidad, el uso de plataformas educativas para poder impartir enseñanza no presencial o, lo que es lo mismo, educación en línea. Es un ocasión que han aprovechado las grandes plataformas para incrementar su presencia y su poder , algo de lo que ya hemos hablado en esta bitátora en otros momentos

No cabe duda de que las dos grandes, Google y Microsoft, se han eszorzado por ofrecer plataformas potentes, que están siendo utilizadas con frecuencia. Y lo mismo podemos decir de la tradicional Moodle, implantada en muchos centros educativos con específicas adaptaciones en cada una de ellas.

Conocemos una ya clásica, la academia Kahn, con Premio Principe de Asturias en 2019, que inicio su trabajo en el 2006 y que sigue muy activa.  Otras han surgido y están presentes más o menos en el mundo educativo. Ofrecen una alternativa a las grandes ya existentes, lo que puede ser beneficioso al evitar un uso monopolístico, o casi, de la formación en línea, un ámbito en el que se puede poner freno a los crecientes riesgos de control social. 


Class Dojo es una de las que puede resultar interesante. Puedes sumarte a ella como docente, como estudiante, como madre y/o padre o como "líder educativo" (un sugerente eufemismo para no hablar de cargos directivos). El hecho es que está muy bien valorada en el conjunto de las plataformas de su estilo, y eso es lo que opinan algunas de esas páginas dedicadas a comparar calidad.

Más recientemente, unos jóvenes emprendedores (esas personas que tanta aceptación social tienen) han creado otra plataforma que está teniendo un enorme éxito en Estados Unidos, pero también en España: Edpuzzle. Es una plataforma diseñada para colgar vídeos que promuevan la capacidad reflexiva y crítica del alumnado. El valor de esta página es que, al incluir constantes preguntas, el alumno tiene que pensar, contestar…”. El docente puede editar vídeos ajenos o crear los suyos propios, de los que quizá se aprovechen otros profesores. Puedes explorar más posibilidades en su propia página web

La pega que tienen todas estas plataformas educativos es una que afecta a todos los sectores de la sociedad: manejar tecnología digital exige tener capacidad de acceso a los equipos informáticos adecuados (odendadores y buenas conexiones a la red) y de manejo de los programas informáticos. Y dada las diferentes situaciones sociales, económicas y culturales del alumnado, los sectores más vulnerables pueden ver incrementadas su desventaja, lo que se llama brech digital en educación. Pero de esto hablaremos en otra entrada.

lunes, 31 de enero de 2022

Sobrecarga informativa

Pocas dudas caben de que vivimos una época en la que se puede acceder con facilidad a una cantidad ingente de información. Nunca tanta gente había tenido a tanta información y además había accedido a ella con tanta rapidez. Cierto es que no podemos olvidar que en este tema, como en casi todos, no todo el mundo tiene ahora las mismas posibilidades de acceso; existe una potente brecha digital que amplía las diferencias entre diferentes grupos sociales.

Coincide este fenómeno con otro que es también muy importante: la alfabetización está masivamente generalizada, en concreto en los países de la Unión Europea, si bien aquí también debemos tener cuidado, puesto que es posible todavía tengamos en la EU en torno a setenta millones de analfabetos funcionales. Posiblemente, estamos en el período histórico que se lee más y leen más personas.

Pero esta disponibilidad de una amplísima información provoca algunos problemas de cierta importancia, siendo uno de ellos el que recibe el nombre de sobrecarga informativa. Podemos llamarlo también infobesidad o infoxicación. El primer nombre es más neutral, pero los dos siguientes apuntan ya hacia algo con ciertos rasgos de patología. Es decir, la cantidad de información puede ser demasiada hasta el punto de que, como ya se decía en mucho antes de la aparición de la digitalización, el exceso de información transforma la comunicación en puro ruido, confusión, o en un auténtico galimatías.


Imagen de Talent fit

Si en una entrada anterior hablamos del lado oscuro de las redes sociales, como una parte de una cierta obsesión por estar siempre informados, ahora nos centramos más en cómo recuperar la capacidad de superar el riesgo de la calidad de nuestra información vaya siendo menor cuanto más información tenemos. Un grupo de expertos, poro encargo de la Unión Europea, acuñó en su día el concepto “desorden informativo”, una expresión que intentaba poner algo de orden y precisión destacando tres distintos problemas: 

  • Misinformation En las redes se comparte mucha información falsa, sin intención de provocar perjuicio a nadie e incluso sin saber que no es verídica;
  • Disinformation (desinformación) o falsa información, que ya va acompañada de la intención de infligir daño a alguien, persona, asociación, institución…;
  • Mal-information (aquí la traducción más acertada sería “mala praxis”). En este caso, la información es veraz, pero la intención es causar daño algo que se hace cuando se publica información privada en el ámbito público. Muy distinto es publicar información que con toda seguridad ha a hacer daño, pero se hace para que se sepa la verdad.

Dejamos por el momento el tercer problema, que afectaría a casos como el de Snowden, y nos centramos ahora en indagar qué podemos hacer para mejorar nuestra capacidad leer con espíritu crítico: es decir,  tener un papel activo en la lectura y diferenciar qué información es fiable y cuál no lo es, para mejorar nuestra comprensión del mundo que nos rodea. Es el desafío que viene plantendo desde hace tiempo Nicholas Carr, denunciando el riesgo de que las redes sociales terminen incrementando nuestra estupidez. Pueden ser de gran utilidad las estrategias que expone Amaya Noaín Sánchez, centrándose en un tema que ha sido campo abonado para ver el serio problema de la infobesidad: la pandemia. La saturación de información ha sido enorme y las dificultades para evaluar la fiabilidad de las noticias han sido, y siguen siendo, grandes.

Getty Images

Por ello, si encontramos un contenido que nos suscita dudas, tras leerlo por completo (parece obvio, pero no siempre lo hacemos) debemos evaluar una serie de aspectos:

  • Tener mucho cuidado con la información que utiliza un lenguaje simplista, exagerado, emocional maniqueo…
  • Buscar datos, pero intentando contrastar con más de una fuente y averiguando si la persona o la página merecen credibilidad. Desconfiar más de las noticias que no van firmadas con nombre y apellidos de la persona o referencias precisas de la institución que, además, ofrecen un enlace al que se puede acceder.
  • Preguntarnos por la intencionalidad de la información y ver si aparece en más de un medio de comunicación, buscando además medios de diferente orientación política o ideológica. Es muy negativo depender siempre de las fuentes con las que simpatizamos o que representan lo que nosotros pensamos, pues tendemos a dar credibilidad a quienes piensan como nosotros: muchas veces nos adherimos a informaciones y las compartimos en redes simplemente porque refuerzan nuestras creencias. Ese problema se ha acentuado por la capacidad de los algoritmos de búsqueda de información de generar lo que Eli Parisier llama el efecto burbuja. Eso además está multiplicado si damos demasiado valor a la información que nos llega en las redes sociales: Instagram, WhatsApp, Facebook, Twitter. Tiktok…
  • No obstante, si no proviene de una fuente oficial o un medio conocido, deberíamos comprobar si aparece en otros medios (esto también nos sirve para recopilar distintos puntos de vista sobre la misma información). En este sentido, debemos evitar caer en la trampa de la “narrativa de la conspiración”: para su difusión, los bulos usan técnicas de mercadotecnia. En ocasiones pueden crear la sensación de estar divulgando información “exclusiva” a la que la audiencia media no es capaz de acceder y que, por tanto, no aparece en los medios oficiales.

Finalmente, si aún tenemos dudas, podemos contactar con una de las múltiples plataformas de verificación de contenidos, como las citadas, que dispersarán nuestra incertidumbre sobre la información.

Y todo eso recordando que la infobesidad, como la obesidad, quizá pueda reducirse si reducimos sensatamente el tiempo que dedicamos a las redes sociales. Al final, un daño colateral no menor es que esa obesidad informativa perjudican uestra capacidad de tomar buenas decisiones. Hay indicios de que la gente sí está tomando nota y procurando minimizar los daños.



martes, 11 de enero de 2022

El lado oscuro de las redes sociales

 Una revisión sistemática de la investigación sobre el lado oscuro del uso de las redes sociales ha identificado 46 efectos nocivos, que van desde problemas de salud física y mental hasta impactos negativos en el trabajo y el rendimiento académico, así como problemas de seguridad y privacidad. 

  • Costo del intercambio social:  incluye tanto los daños psicológicos, como la depresión, la ansiedad o los celos, como otros costos, como la pérdida de tiempo, energía y dinero.
  • Contenido molesto:  incluye una amplia gama de contenido que molesta, molesta o irrita, como contenido perturbador o violento o contenido sexual u obsceno.
  • Preocupaciones de privacidad:  incluye cualquier amenaza a la privacidad personal relacionada con el almacenamiento, la reutilización o el intercambio de información personal con terceros.
  • Amenazas de seguridad: se  refiere a daños por fraude o engaño, como phishing o ingeniería social.
  • Ciberacoso:  incluye cualquier abuso o acoso por parte de grupos o individuos, como mensajes abusivos, mentir, acechar o difundir rumores.
  • Bajo rendimiento: se  refiere al impacto negativo en el trabajo o el rendimiento académico.

La Sra. Boroon actualmente está investigando los factores que influyen en la adicción a las redes sociales y las estrategias que las personas usan para regular su comportamiento. El siguiente paso será desarrollar y probar aplicaciones, características de diseño y otras soluciones que puedan reducir estos efectos negativos.
Esta entrada es traducción automática revisada de la noticia publicada en UTS. Puede ampliarse la información en Piacente, P.J. Las redes muestran su complejo lado oscuro. Tendencias 21

jueves, 28 de octubre de 2021

Usar las herramientas de internet en la ESO mejora el aprendizaje














Durante los últimos años se ha producido una constante incorporación de las tecnologías a las escuelas. Profesores y estudiantes nos hemos ido acostumbrando al uso de las herramientas digitales en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

De esta manera, las variables que tradicionalmente se han relacionado con el rendimiento académico de los estudiantes ahora deben ampliarse para incluir las tecnologías. Especialmente aquellas que se corresponden con el entorno tecnológico institucional, la accesibilidad y el uso de internet. Son nuevos determinantes del rendimiento académico que inciden en el trabajo del estudiante en diferentes áreas y de diferentes formas.

Pero, realmente, ¿sabemos utilizar los recursos en línea como herramientas útiles para el aprendizaje de los estudiantes? ¿De qué manera el uso de dichos recursos condiciona su rendimiento académico?

Un estudio entre estudiantes

Para tratar de responder a ambas preguntas, desarrollamos una reciente investigación, en la cual elaboramos y aplicamos una encuesta a 1 488 estudiantes castellanoleoneses de entre 12 y 18 años que cursaban la etapa de Educación Secundaria Obligatoria. La encuesta constaba de sesenta preguntas relativas al uso que los jóvenes hacen de cinco herramientas tecnológicas: motores de búsqueda, wikis, blogs, podcasts y streaming, y mensajería instantánea; y sobre el uso que se hace de estas herramientas en las aulas durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Los resultados obtenidos nos permiten afirmar que las herramientas estudiadas son conocidas por prácticamente la totalidad de los estudiantes. De estas herramientas, las que más utilizan los jóvenes son los motores de búsqueda (98 %), como Google o Safari, seguido de las aplicaciones de mensajería instantánea (96 % ) como WhatsApp o Telegram, y de otras herramientas como YouTube (90 %).

¿Cómo afecta al rendimiento?

Al estudiar el uso de las herramientas digitales en las aulas durante el proceso de enseñanza y aprendizaje y su efecto en el rendimiento académico, los resultados varían según las asignaturas. En el caso de la asignatura de Ciencias, los estudiantes que usaban los recursos online presentaban un rendimiento académico mayor que aquellos que no lo usaban.

En Matemáticas eran los estudiantes que utilizaban recursos como YouTube los que mejor rendimiento presentaban. En el caso de Lengua Castellana, resultaba especialmente beneficioso para el rendimiento de los estudiantes el uso de motores de búsqueda y blogs.

En el caso de la asignatura de Lengua Extranjera Inglés, presentaban un rendimiento académico superior aquellos alumnos en cuyas aulas se trabajaba con Google y YouTube.

Mejor con internet

Los resultados obtenidos nos permiten concluir que los jóvenes utilizan estos recursos diariamente fuera de la escuela, especialmente en el hogar. Que tienen un conocimiento funcional de cada una de las herramientas, pues las seleccionan según el propósito o la finalidad, y que, independientemente de la asignatura o del recurso concreto elegido, el acceso a internet mejora el rendimiento de los alumnos en todas las asignaturas.

Al mismo tiempo, los resultados muestran que, al margen del uso de herramientas en línea, las mujeres tienen un rendimiento superior a los hombres en el ámbito lingüístico en las asignaturas de Lengua Castellana e Inglés. Además, los adolescentes más jóvenes, de doce y trece años, presentan un rendimiento superior en las cuatro asignaturas estudiadas (Ciencias, Matemáticas, Lengua Castellana e Inglés).

Youtube, la mejor

Finalmente, este estudio pone de manifiesto que el uso de las herramientas tecnológicas en las aulas afecta de forma significativa al rendimiento de los estudiantes adolescentes en las asignaturas analizadas (Ciencias, Matemáticas, Lengua Castellana e Inglés).

Ejerce una influencia positiva en las áreas de Ciencias, Lengua Castellana e Inglés, y negativa en el área de Matemáticas, con excepción de la herramienta YouTube, que parece tener efectos positivos en el rendimiento en las cuatro materias estudiadas.

Los alumnos que usan motores de búsqueda presentan un rendimiento significativamente superior en Ciencias, Lengua Castellana e Inglés. Sin embargo, en Matemáticas los alumnos que no usan ninguna de estas herramientas tecnológicas en el aula, excepto YouTube, presentan un rendimiento superior.

Estos resultados coinciden parcialmente con los obtenidos en otros estudios que ponen de manifiesto que el uso de la misma herramienta tecnológica en el aprendizaje puede tener un impacto positivo en algunas áreas y negativo en otras.

Por todo ello, la presente investigación tiene implicaciones significativas en el adecuado uso de las tecnologías en las aulas, ya que es importante que los docentes conozcamos qué, cuándo y para qué los jóvenes utilizan las tecnologías y cuáles de dichas herramientas ejercen influencias positivas en el rendimiento académico de los estudiantes adolescentes cuando son utilizadas en las aulas.The Conversation

Isabel Cantón Mayo, Profesora Emérita de Didáctica y Organización Escolar, Universidad de León y Sheila García Martín, Profesora Ayudante Doctora del Área de Didáctica y Organización Escolar, Universidad de León

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

sábado, 16 de octubre de 2021

Infancia y redes sociales

 

Hay una amplia discusión sobre cuál es la edad en la que las personas pueden tener un móvil propio desde el que podrán acceder a las redes sociales. Parece existir cierto consenso en que no tiene apenas sentido antes de los siete años, pero las cosas no están tan claras más allá de esa edad. Sin cuestionar ahora el lado positivo de esas redes, hay un lado oscuro que conviene tener muy en cuenta

Los efectos de internet sobre niños y adolescentes no parecen ser muy positivos, según indican algunos estudios y unas recientes investigaciones realizadas por The Wall Street Journal han puesto de manifiesto que Instagram es tóxico para muchas adolescentes e incluso Facebook ha admitido en documentos internos este daño. Eso es lo que reconoció implícitamente al cuando el mismo Adam Mosseri, Director de Instagram, red social que forma parte del imperio Facebook, comunicó que cambiaba los planes y dejaba de desarrollar el proyecto de un Instagram para niños. Eso sí, no lo abandonaba del todo y solo esperaba a que el nuevo proyecto garantizara un control parental del uso de esa nueva oferta.



Imagen BBC
Imagen BBC

Uno de los riesgos importantes era favorecer la vulnerabilidad de los menores antes las actuaciones fraudulentes de personas adultas que podrían crear perfiles falsos con el objetivo de manipular y abusar de esos menores. En absoluto está claro que Facebook pueda proteger a los niños de esos riesgos. Ya tenía antecedentes en este sentido, pues es un lugar en el que resulta sencillo ofrecer contenido para pedófilos; en 2019 se descubrió una red de tráfico de personas descubierta operaba a través de Instagram.

Este es un problema muy serio, pero no es el único. También parece estar claro que el nivel madurativo en la infancia hace difícil que las personas de esa edad puedan usar adecuadamente las redes sociales. Ya hay experiencia acumulada, puesto que en 2017 lanzó el Facebook para niños entre seis y doce años, red que tiene millones de seguidores en todo el mundo. Bien pronto, muchos pediatras y educadores avisaron de que esa red era nociva para el proceso de maduración de los niños y que incrementa los riesgos de obsesión, ansiedad y depresión. Según estos profesionales, el problema de fondo estaba en que, entre los seis y los trece años «no son lo suficientemente mayores como para comprender las complejidades de las relaciones en internet, que a menudo llevan a malentendidos y conflictos incluso entre usuarios de más edad».

Movil PICTURE ALLIANCE

Esa es una acusación que repiten en estos momentos los fiscales que han enviado una carta Mark Zuckerberg en la que señalan precisamente que esos son los problemas serios que tiene el acceso a las redes de menores de edad lo que sigue es casi cita textual de ese documento

·         En primer lugar, la investigación demuestra cada vez más que las redes sociales pueden ser perjudiciales para el bienestar físico, emocional y mental de los niños.

·         Instagram explota el miedo de los jóvenes a perderse y el deseo de aprobación de sus compañeros para alentar a los niños y adolescentes a revisar constantemente sus dispositivos y compartir fotos con sus seguidores.

·         Los menores no están equipados para manejar la gama de desafíos que conlleva tener una cuenta de Instagram. Los niños no tienen una comprensión desarrollada de la privacidad. No les resulta nada sencillo distinguir los contenidos apropiaos ni la permanencia de la información que publican.

·         Pueden incrementar las alarmantes tasas de acoso cibernético entre los niños

En nuestras dos entradas anteriores hemos compartido ideas para orientar una familiarización adecuada de los menores con las redes y con las TIC en general. Esa es la tarea prioritaria del profesorado.


jueves, 22 de abril de 2021

Usos diversos de las TIC

Las TIC van a incorporarse poco a poco al mundo de la educación en todos los sentidos, algo que no deja de ser un proceso irreversible. Esto puede hacer posible, en una primera aproximación, que todo se reduzca a un problema de tipo instrumental, con tres manifestaciones obvias: la primera, enseñar al profesorado y al alumnado, e incluso a las familias, cómo utilizar los diferentes dispositivos tecnológicos para sacarles partido el en aula, como puede ser el uso de pizarras digitales; la segunda, considerar las TIC como meros recursos que solo debemos aprender a manejar puesto que son neutrales y no llevan consigo ningún marcador ético, político o ideológico. La educación, como institución, es siempre una institución ética y políticamente marcada, es decir, articulada según las preferencias políticas dominantes en una sociedad. 

La UNESCO viene prestando especial atención al tema de las TCI y la educación desde hace tiempo y en el 2015 publicó una importante declaración en Quingdao que, como todas, señala algunas ideas reguladoras, que luego serán seguidas con mayor o menor rigor.

Entre las propuestas avaladas por la UNESCO tenemos dos muy distintas. Por un lado estar premio concedido a La plataforma colaborativa del aprendizaje ViLLE de Finlandia por un proyecto diseñado para un proceso educativo con alto nivel de interactividad entre el profesorado y el alumnado. Fue especialmente desarrollado para hacer frente los confinamientos provocados por la COVID-19. Merece una exploración. Existe una versión en español



Muy distinto el canal realizado en colaboración entre YouTube y la Unesco para los estudiantes argentinos de educación secundaria y también para estudiantes de México. En este caso se trata de proporcionar contenidos educativos de calidad. El proyecto permitió generar listas de reproducción que incluyen un total de 2.641 videos (sumando la experiencia mexicana y argentina) a partir de una curaduría de contenido educativo disponible en YouTube a cargo de la UNESCO. En este sentido se aproxima más a modelos educativos cercanos a la lecciones magistrales que el alumnado debe aprender. 

En ambos casos, estamos ante recursos TIC de buen nivel, pero con enfoques diferentes.


lunes, 15 de febrero de 2021

¿Es positivo el impacto de las TIC en la educación?

La introducción de nuevas tecnologías en la educación formal obligatoria se inició hace ya más de tres décadas y se ha manifestado en muchos ámbitos y con enfoques diversos: gestión de la organización de la enseñanza (horarios, calificaciones, comunicación con familias...) y la planificación directa de la enseñanza en el aula (pizarras digitales, presentaciones, multimedia...).

La pandemia, al exigir la enseñanza a distancia, con la utilización de plataformas que permiten dar clase en línea a un grupo de alumnos, ha acelerado y profundizado esa presencia. Si bien en los tiempos previos ya había algunas dudas sobre su eficacia y su valor pedagógico, desde la pandemia han quedado más claros algunos problemas. Un informe de la OCDE de 2015 indicaba los problemas de introducción de las TIC, desvelando lo que llamamos brecha digital, pero también el impacto negativo de un uso excesivo de la tecnología en el rendimiento académico de los estudiantes.



Tras varios meses de pandemia, la situación parece ser más o menos la misma. Examinadas con más detalle, cuando la frecuencia es alta, la relación entre el uso de tecnología y las competencias en matemáticas es negativa. Qué duda cabe que, en tiempos en los que han estado cerradas las aulas o seriamente disminuida la presencia del alumnado en el centro, esas tecnologías han ayudado a mantener el esfuerzo educativo, con los alumnos en sus casas. Eso sí, también han dejado clara la brecha digital que incrementaba la desigualdad educativa y han sometido al profesorado a un enorme esfuerzo, que no ven del todo exitoso.

Si bien ya se ha moderado algo ese optimismo, asociado también a la aceptación de lo inevitable, sigue muy presente, por lo que mantener una cierta cautela en la implantación es importante. Por un lado, hace falta ser conscientes de las intenciones ambivalentes que las grandes empresas de tecnología tienen cuando dedican ingentes esfuerzos en conquistar el mercado de la educación. Por otra parte, es necesario seguir evaluando los resultados, como decimos al principio, y publicar los datos incluso cuando no son muy reconfortantes. En su blog, altamente recomendable, Jordi Martin lo deja claro con una pregunta que da por supuesto que hay ocultación de datos, dejando abierta la puerta a considerar que dicha ocultación no es inocente: ¿Por qué se esconden los resultados de determinados experimentos educativos?